No Palermo Hollywood, ni Palermo Queens, ni SOHO, ni Viejo. Palermo el tradicional. El que está entre avenida Córdoba hasta el bajo, y de Scalabrini Ortiz hasta Pueyrredón. Ése. ¿Dónde come?
Hace varios años que vivimos en Palermo Solo y creemos tener la respuesta de todos: cuando queremos comer bien casi siempre vamos a otro barrio. Decimos casi porque tenemos algunas excepciones y secretos bien guardados, pero en general, nosotros los de Palermo vivimos con mucha frecuencia esta situación:
- ¿Y si comemos afuera hoy?
- ¿Te parece? ¿Adónde?
- ¡No sé! ¿Qué hay por acá que sea lindo y que no te arranquen la cabeza?
- ¿Por acá? Dejame pensar… mmmm…
- Algún lugar que se coma rico, pero informal, para ir así nomás… ¿Qué hay?
- Eh… mmm… A ver… ¿Romario?
- ¿Y algo que no se parezca a un bulo?
- ¡El patio de comidas del alto Palermo!
- Horrible.
- ¿Mc Donalds?
- Algo sin lombrices.
- ¿Pizza Donna? ¿La Payuca?
- Mugriento y ruidoso. Algo que tenga un poco de onda, ¡por favor!
- Un pancho en paseo del sol.
- Uy, bueno… Ya fue. Nos quedamos acá y pedimos empanadas.
- ¿A dónde?
- …
Ok. Sí, quizás exageramos, ¿pero se entiende el punto? Palermo Solo tiene, como todos los barrios, restaurantes muy buenos. Sólo que pocos los conocen. Hoy develamos el misterio.
Olinda.
Cuando llegás y ves las mesitas en la calle, con velitas, ya te dan ganas de quedarte. Mirando por la ventana se ve como el living de casa, con una barra al fondo, donde está parada la dueña, una biblioteca llena de libros a un costado, y sillones y mesas del otro. Pocas mesas, pero la cantidad justa para saber que vamos a comer rico y ser bien atendidos.
En la entrada se para un clásico pizarrón que ofrece un menú A LA NOCHE. Sí, es cierto. Incluye plato principal, bebida que puede ser una copa de vino, y postre. Cada vez que vamos sorprende, cambia. Un día pasta con mariscos, otro día brochette de carne y pollo con verduras, y otro día un risotto de hongos espectacular.
Del menú, probamos las empanaditas fritas de molleja con una salsa picante (se nos hace agua la boca mientras que escribimos esto); una ensalada con muchas cosas y bien condimentada; los ñoquis de remolacha. ¡Todo muy rico! Y los postres están buenísimos. A veces toca crême bruleè de dulce de leche en el menú.
Dirección: Jose León Pagano 2697 - Tel: 4806-6343
Florencio.
Este lugar parece estar fuera de Buenos Aires. Tiene un encanto de otro mundo, y nos hizo sentir como dos turistas que, caminando por un lindo barrio, llegamos al lugar ideal para tomar un rico te con muchas cosas dulces. Y después nos enteramos de que martes y jueves abre de noche.
La cocinera es famosa, sale en la tele. Y armó un espacio muy chico, muy sweet, cargado de objetos y comidas por todos los rincones. Tiene 4 o cinco mesas, más 2 muy chiquitas en la vereda.
La comida es tipo francesa, con panes deliciosos. Las tortas, increíbles. Te atienden como si fueses un pariente que está de visita. Imperdible comer en la calle.
Dirección: Francisco de Vittoria 2363 - Tel: 4807-6477
Tea Connection
Es el equivalente a lo que es Zara cuando nos queremos vestir, porque siempre encontramos algo que nos queda bien a todos, que es barato, que es básico y que es lindo.
El lugar es verde. Tiene dibujos de cañas de bambú, y se siente el aroma de los tes. Madeleine Peyroux suena de fondo. Se escuchan murmullos, poco ruido. El ambiente informal transporta a la gente a relajarse.
Recibe amablemente Marcelo, gerente de la sucursal. Y entre sus sugerencias, matiza con aspectos de su vida. Nos conecta con el lugar de inmediato. Esto nos encanta, y es la razón de nuestra recomendación: La buena atención. La sugerencia jugada. El conocimiento de la carta, y la confianza en los productos que ofrece.
Elegimos papas bravas de entrada. Un roll de pollo con mango, choclo, palta, zanahoria y acompañado por papas al horno con romero. Y un sándwich de milanesa, con lechuga, tomate y mayonesa. El postre: Cheesecake. Lo divertido son las aguas saborizadas home-made. Una relajante de mango, tilo y cedrón. Otra antioxidante de Pera, jengibre y menta.
- Juli, ¿pedimos un té?
- Y sí. Mirá como se llama el lugar. No nos podemos ir sin probar uno.
La ceremonia del té es un momento glorioso. Te traen unas tacitas sin asa, una tetera con el dibujo de una ramita con hojas y un reloj de arena para contar el tiempo justo de la infusión. La temperatura del agua es justa. Hay muchas mezclas para elegir.
De a poco se fueron perdiendo en Buenos Aires los cafés donde uno pueda ir a disfrutar de una buena atención, y va referido a que no queremos escuchar al simpático mozo parlanchín y sus quejas por tener que trabajar, sino que es mejor alguien con ganas de hacer bien su trabajo.
Lo que comimos no es nada de otro mundo, pero se nota que los ingredientes son muy buenos. El lugar es ideal para ir un domingo temprano, leer el diario. O ir una tarde con la notebook para hacer algún trabajo. O comer a la noche temprano y liviano.
Dirección: Cerviño 3550
Atención con estos lugares. No se acobarden y vayan. Si dejan de ir porque les da fiaca vestirse bien, o porque a nuestro compañero sólo le gusta la pizza, se pierden de conocer el misterio de los lugares que se comen bien en nuestro Palermo Solo.