lunes, 22 de febrero de 2010

El gran Oviedo


Recuerdo como si fuera hoy el momento en que me lleve un tenedor a la boca y pensé: "WOW, esto es extraordinario; como, luego existo; podría morir en este mismo momento, pues ya fui feliz”.

Tenía 9 años cuando mi ex padrastro Carlos me llevó al lugar que se convertiría en mi restaurante favorito. Por ese entonces Oviedo era muy diferente de lo que es ahora. Era un bodegón de comida típica española, con decoración muy austera. Recuerdo que hubo un plato que revolucionó mi paladar: Angulas. La angula es un pescado en forma de fideo, por no decir gusano, que lo servían en una cazuela de barro con una sopa bien, pero bien picante. Era importante evitar llevarte a la boca una guindilla.

Con el tiempo Oviedo cambió, me gusta decir que evolucionó, y ya no hacen más el plato de las Angulas. Pero sí hacen otros increíbles que no pierden la esencia de la comida tradicional española. Su chef, Martín Rebaudino, ahora tiene un programa de tele en el canal Gourmet. Un genio.

La ambientación fue totalmente renovada. Para entrar hay que accionar una gran puerta giratoria de madera y bronce, una vuelta al mundo Oviedo. Reciben coordialmente dos gentes amambles, entre ellos el dueño Emilio Garip, que saben reconocer a los clientes más frecuentes, y ubican en el cómodo salón. Las mesas tienen la altura justa con respecto a la silla, y ésta es comodísima. Los cubiertos pesan lo justo. Las copas son delicadas. La iluminación es tenue, pero deja ver muy bien la carta y la espectacularidad de los platos que vendrán.

Atienden unos mozos bárbaros, que están pendientes de las necesidades de las mesas sin llegar a ser invasivos. Ni te das cuenta y te están sirviendo la comida, y lo mismo ocurre cuando retiran todo. Unos genios que son parte fundamental del éxito de la comida.

La semana pasada fuimos con Michel con la intención de hacer una buena nota de cata para nuestro blog. Nos frustramos en el intento de elegir el mejor plato, pues la carta es per-fecta. Estamos completamente seguros de que cualquier cosa que pidan va a ser exquisita.



De todas formas vamos a hacer una lista muy subjetiva de los mejores platos.

Entradas:

Calamareti (chopitos) fritos

Tortilla española

Principales:

Pescado fresco a la plancha con romesco y papas bravas:

Asado banderita de cerdo con pastelito de patatas y bacon con huevo poche:

Ravioles de cordero

Postres:

Isla flotante

El de chocolate

Para tomar pedimos una cava burbujeante.

Fundamental: pedir una copa de oporto. Es importado de Portugal.


Dirección: Beruti 2602.

viernes, 19 de febrero de 2010

HOY: Nuestros carritos favoritos.

Atención: Esta nota puede herir susceptibilidades. Si usted es muy sensible, absténgase de leer.

Los carritos son los que nos salvan de la muerte de hambre. Nuestra teoría es que hay una diferencia entre lo autóctono y lo grasa. O lo mersa, para no herir a susceptibles. Por ejemplo, ¿qué lugar es bien grasa para ir a comer? Il Gatto Trattorias; Plaza del Carmen; Pompeii; Hooters; Burger King; Tazz; todos los tenedores libres de la avenida Santa Fe; y la mayoría de los locales de los patios de comida, excepto “King Arabia”, que tiene los mejores shawarma del mundo.

Entonces, lo que tiene que ver con nosotros es que los carritos, siempre y cuando sean bien elegidos, te transportan a la experiencia autóctona de comerte una tierna vaca. Comés rico, abundante y barato. Quedás bárbaro con tu pareja, porque evitaste ir a un lugar mersa en donde te sirven plástico con salsa de lata y puré chef. Mejor, comete una rica carne asada entre un pan medio húmedo, con un chimi de la ostia.

He aquí nuestros elegidos:

- Carrito Kotroko’s. Sobre la costanera y la plaza donde solía estar Ski Ranch. Pedir bondiola, colita de cuadril, y una grande de fritas. La razón por la que nos gusta éste es porque es el que está más lleno de gente, el que se queda sin nada de producción, y en el que hacen todo en el momento. Productos frescos, sin refrigeración en el río.


- Carrito sobre calle Olleros, a pasitos de la estación Lisandro de la Torre, Belgrano. Hacen una especie de chivito uruguayo con mezcla de mano de obra bolita, alucinante. Le ponen huevo a la plancha, morrones, panceta, cebolla, y te lo sirven dentro de una bolsita plástica transparente, para que no te chorrees con todos los condimentos que hay para meterle. Comen muchos seres enanos, los jockeys. Trabajan enfrente, el hipódromo. Un espectáculo visual. El sánguche es más grande que ellos.

- Coquito. Panchos, a 5 metros de la estación San Isidro. Esto va a sonar vomitivo, pero no dejen de hacerlo. Hay que pedir, entre los 25 que están deglutiendo dentro del local de 2 x 5 metros, un pancho y un licuado. Es de banana con leche. Lejos, una combinación orgásmica fuerte. El pan es suavecito y dulzón, la salchicha media jugosa y ahumada. El licuado fresco y querés más de un vaso.

- Despensa Karina. Sánchez de Bustamante, entre Arenales y Santa Fe. Está un poco escondida. Karina no es una despensa más por una única razón: hace un pan RIQUÍSIMO, tipo baguetín, siempre calentito. Y dentro del pan, puede venir jamón crudo y queso; cocido, lechuga y tomate; incluso milanesa, y no es nerviosa.

- Extrañamos el de las tortas fritas de Raúl Castells, atendido por Nina Pelozzo. No confundan, esto no tiene que ver con ninguna cuestión política, que lejos estamos de compartir. Simplemente nos parecía el lugar más digno de Puerto Madero.

jueves, 18 de febrero de 2010

¿Dónde come Palermo Solo?

No Palermo Hollywood, ni Palermo Queens, ni SOHO, ni Viejo. Palermo el tradicional. El que está entre avenida Córdoba hasta el bajo, y de Scalabrini Ortiz hasta Pueyrredón. Ése. ¿Dónde come?

Hace varios años que vivimos en Palermo Solo y creemos tener la respuesta de todos: cuando queremos comer bien casi siempre vamos a otro barrio. Decimos casi porque tenemos algunas excepciones y secretos bien guardados, pero en general, nosotros los de Palermo vivimos con mucha frecuencia esta situación:

- ¿Y si comemos afuera hoy?

- ¿Te parece? ¿Adónde?

- ¡No sé! ¿Qué hay por acá que sea lindo y que no te arranquen la cabeza?

- ¿Por acá? Dejame pensar… mmmm…

- Algún lugar que se coma rico, pero informal, para ir así nomás… ¿Qué hay?

- Eh… mmm… A ver… ¿Romario?

- ¿Y algo que no se parezca a un bulo?

- ¡El patio de comidas del alto Palermo!

- Horrible.

- ¿Mc Donalds?

- Algo sin lombrices.

- ¿Pizza Donna? ¿La Payuca?

- Mugriento y ruidoso. Algo que tenga un poco de onda, ¡por favor!

- Un pancho en paseo del sol.

- Uy, bueno… Ya fue. Nos quedamos acá y pedimos empanadas.

- ¿A dónde?

-

Ok. Sí, quizás exageramos, ¿pero se entiende el punto? Palermo Solo tiene, como todos los barrios, restaurantes muy buenos. Sólo que pocos los conocen. Hoy develamos el misterio.


Olinda.


Cuando llegás y ves las mesitas en la calle, con velitas, ya te dan ganas de quedarte. Mirando por la ventana se ve como el living de casa, con una barra al fondo, donde está parada la dueña, una biblioteca llena de libros a un costado, y sillones y mesas del otro. Pocas mesas, pero la cantidad justa para saber que vamos a comer rico y ser bien atendidos.



En la entrada se para un clásico pizarrón que ofrece un menú A LA NOCHE. Sí, es cierto. Incluye plato principal, bebida que puede ser una copa de vino, y postre. Cada vez que vamos sorprende, cambia. Un día pasta con mariscos, otro día brochette de carne y pollo con verduras, y otro día un risotto de hongos espectacular.

Del menú, probamos las empanaditas fritas de molleja con una salsa picante (se nos hace agua la boca mientras que escribimos esto); una ensalada con muchas cosas y bien condimentada; los ñoquis de remolacha. ¡Todo muy rico! Y los postres están buenísimos. A veces toca crême bruleè de dulce de leche en el menú.

Dirección: Jose León Pagano 2697 - Tel: 4806-6343


Florencio.


Este lugar parece estar fuera de Buenos Aires. Tiene un encanto de otro mundo, y nos hizo sentir como dos turistas que, caminando por un lindo barrio, llegamos al lugar ideal para tomar un rico te con muchas cosas dulces. Y después nos enteramos de que martes y jueves abre de noche.

La cocinera es famosa, sale en la tele. Y armó un espacio muy chico, muy sweet, cargado de objetos y comidas por todos los rincones. Tiene 4 o cinco mesas, más 2 muy chiquitas en la vereda.

La comida es tipo francesa, con panes deliciosos. Las tortas, increíbles. Te atienden como si fueses un pariente que está de visita. Imperdible comer en la calle.

Dirección: Francisco de Vittoria 2363 - Tel: 4807-6477


Tea Connection


Es el equivalente a lo que es Zara cuando nos queremos vestir, porque siempre encontramos algo que nos queda bien a todos, que es barato, que es básico y que es lindo.

El lugar es verde. Tiene dibujos de cañas de bambú, y se siente el aroma de los tes. Madeleine Peyroux suena de fondo. Se escuchan murmullos, poco ruido. El ambiente informal transporta a la gente a relajarse.

Recibe amablemente Marcelo, gerente de la sucursal. Y entre sus sugerencias, matiza con aspectos de su vida. Nos conecta con el lugar de inmediato. Esto nos encanta, y es la razón de nuestra recomendación: La buena atención. La sugerencia jugada. El conocimiento de la carta, y la confianza en los productos que ofrece.

Elegimos papas bravas de entrada. Un roll de pollo con mango, choclo, palta, zanahoria y acompañado por papas al horno con romero. Y un sándwich de milanesa, con lechuga, tomate y mayonesa. El postre: Cheesecake. Lo divertido son las aguas saborizadas home-made. Una relajante de mango, tilo y cedrón. Otra antioxidante de Pera, jengibre y menta.

- Juli, ¿pedimos un té?

- Y sí. Mirá como se llama el lugar. No nos podemos ir sin probar uno.

La ceremonia del té es un momento glorioso. Te traen unas tacitas sin asa, una tetera con el dibujo de una ramita con hojas y un reloj de arena para contar el tiempo justo de la infusión. La temperatura del agua es justa. Hay muchas mezclas para elegir.

De a poco se fueron perdiendo en Buenos Aires los cafés donde uno pueda ir a disfrutar de una buena atención, y va referido a que no queremos escuchar al simpático mozo parlanchín y sus quejas por tener que trabajar, sino que es mejor alguien con ganas de hacer bien su trabajo.

Lo que comimos no es nada de otro mundo, pero se nota que los ingredientes son muy buenos. El lugar es ideal para ir un domingo temprano, leer el diario. O ir una tarde con la notebook para hacer algún trabajo. O comer a la noche temprano y liviano.

Dirección: Cerviño 3550

Atención con estos lugares. No se acobarden y vayan. Si dejan de ir porque les da fiaca vestirse bien, o porque a nuestro compañero sólo le gusta la pizza, se pierden de conocer el misterio de los lugares que se comen bien en nuestro Palermo Solo.

miércoles, 17 de febrero de 2010

Algunos básicos para empezar.





¡¡¡MMMM!!! ¡¡¡Ranas!!! ¡¡¡Fondue!!! ¡¡¡Asadito!!! Unas buenas pastas; pescados; cazuela con cerveza artesanal. De primera línea a los de “tengo poca plata”, he aquí los restaurantes que recomendamos.

Empezamos por Antares, el lugar de la cazuela con la cerveza. Este es uno para no gastar mucho, así que se puede pedir varios platos, que son chicos, para compartir. Te traen para probar si la cerveza que elegiste te gusta. Y son muy buenas las tapas: quesadilla, tortilla de papas española, pinchos de cerdo con salsa rica, boquerones de pejerrey, y las cazuelas (la de lomo es lo más, porque viene con papitas). Sugerimos la Barley Wine, una cerveza con 12% de graduación alcohólica, para salir alegrón. Queda en Armenia 1447, Palermo.

El Croque Madame, que tanto nos gusta su … croque madame –sánguche de jamón y queso con huevo frito arriba, pero es más que eso, porque el pan está enmantecado y frito, y el queso es gruyère o parecido, y acompaña una ensaladita de verdes alucinante-. Y las tartas también son ricas. Y las entradas. El lugar es para disfrutar, porque es un palacio donde funciona el museo de Arte Decorativo. Las mesas están en el jardín, y en el medio una fuente con agua y plantitas. Música ambiente de Carla Bruni, Jack Jonson, Madeleine Peyroux. ¡Y no es caro! ¡Y estás en un palacio! Dirección: Libertador 1902.

Todos Contentos. ¡Ji Ji Ji! Así se llama el chino del barrio chino de Belgrano. Uno de los tantos que hay por ahí, de ambiente… chinesco. Pero qué bien que se la pasa. Te atienden así nomás, pero comés re-rico. Los platos son para compartir. Aconsejamos pedir empanaditas, won ton frito, y luego un salteado de verduras, arroz o fideos. Todo es súper fresco, y sin perro. Queda en Arribeños 2177. Barato.

Ahora los caribe. Estos son los que nos gustan para ir de vez en cuando –una vez por año-. Oviedo, en Beruti y una antes de Pueyrredón. Todo todo todo es rico. Más que rico. Una vez probamos una copa de martini que venía con un huevo hecho no sabemos como, pero ¡alucinante! Mientras que pensamos en las carnes y los pescados que hacen ahí se nos hace agua la boca. Cocción perfecta, sabores muy bien combinados. La mejor atención lejos, dentro de los lugares que conocemos. Todo te llega a tiempo exacto, y ni te das cuenta de cuando te lo sirven. Todo fluye. Y emprendés un vuelo de placer. ¿No será mucho? A ver… mmmm … No. Es así. Dir: Beruti 2602.

Para terminar, la mejor fondue está en Mrs. Charles. Libertador, en San Isidro. Cerca de la catedral. El acompañamiento ideal es una papa roësti, o dos papas, porque te quedás con las ganas de más. Y el lugar de las ranas, Luigi. Queda por la calle Pringles y Córdoba. Es un restaurante tradicional, donde van las familias. Y el mejor plato es el de las ranas. Por último, para los que no salen de la carne y los asados, pues el lugar es La Brigada –la de San Telmo, porque había una en Palermo que era la más linda pero cerró-. Todos los cortes muy tiernos, cocinados de la mejor manera, con la sal justa. Y también está El Pobre Luis, en Belgrano. Es bueno.

Por supuesto que hay muchos más lugares que vamos a recomendar más adelante. Estos son, simplemente, algunos básicos que hay que conocer. ¡Bon Apetit!

lunes, 15 de febrero de 2010

Quienes somos

Juliana Raffo nació en Los Toldos, el 4 de abril de 1986. Es redactora publicitaria, pero su pasado está colmado de actividades interesantes que, en su mayoría, nunca terminó: taekwondo, patín, teatro, saxo, guitarra, flauta dulce, magia, francés, inglés, gimnasia artística. Esto le dio un amplio conocimiento de la vida, las personas, de cómo pasarla bien y a qué lugares no ir.

Con una madre cocinera que la obsesionó con la película “La fiesta de Babette”, y un padre bon vivant, Juliana aprendió desde temprano lo que era importante en la vida: disfrutar de la comida.

Michel Fauve nació en Buenos Aires, el 11 de junio 1982. Su mamá dice que cuando estaba embarazada tomó tanto champagne que hizo que Michel naciera muy alegre. Será por eso que él dedicó gran parte de su vida adulta a estar detrás de una barra emborrachando, entre otros, a grandes personalidades de la farándula. Dueño de una barra de tragos para eventos; periodista egresado de Tea, no le interesó ejercer la profesión hasta este preciso momento.